¿Piensas a veces, o casi siempre, que Dios no te ve? ¿Qué desde allá arriba en los cielos no te está mirando?
El Salmo 33 dice que “Desde los cielos miró Jehová; vio a todos los hijos de los hombres; desde el lugar de Su morada miró sobre todos los moradores de la tierra.” (vs.13,14)
Aun con más de 7,000,000,000 de personas viviendo en la tierra en este momento, Dios mira y ve a “todos” los hijos de los hombres, a “todos” los moradores – incluyéndote a ti.
O será que piensas que, si te ve y te mira, ¿lo hace con desinterés e indiferencia? ¿O con cansancio e impaciencia? ¿Quizás hasta con frustración y enojo? ¿O con acusación y condenación?
Dice el mismo salmo que “El formó el corazón de todos ellos; atento está a todas sus obras.” (v.15)
¿Alguna vez has creado algo, y lo has hecho con apatía y descuido? Probablemente que no. Y Dios tampoco: cuando Él formó tu corazón, como formó el corazón de todo ser humano, lo hizo con cuidado y con amor, porque un corazón se hace con celo y con esmero. Y ahora, sigue pendiente de ti, sigue atento a todas tus obras. Tú – lo que tú eres y lo que tú haces – todo lo ve Dios, todo Le importa, y todo lo mira a través del amor eterno con el cual Él te ama (Jeremías 31:3).
Dice el salmo que Sus ojos están sobre ti:
- para derramar sobre ti Su misericordia (v.18) - para librar tu alma de la muerte (v.19) - para darte vida en tiempo de hambre (v.19) - para ser tu ayuda cuando estás en necesidad o dificultad (v.20) - para ser tu escudo de protección cuando estás en peligro (v.20) - de nuevo, para derramar sobre ti Su misericordia (v.22)
¿Piensas que Dios no te ve? Claro que te ve. ¿Temes que no Le importas? Claro que Le importas.
Amig@: Tú solo tienes que temer y honrarlo en tu vida. Tú solo tienes que confiar en Su santo nombre, en las palabras que Él te dice, y en las promesas que Él te da. Tú solo tienes que esperar (v.18), de nuevo esperar (v.20), y seguir esperando (v.22) en Él y en Su misericordia que Él quiere derramar sobre ti.
Para que no pienses ni temas que andas solo, desapercibido y abandonado sobre la faz de la tierra. Para que estés plenamente convencido y confiado de que Alguien en los cielos te ve, te valora, y está de tu lado para sostenerte y socorrerte en todo.
