Que Hombre Es Este?

Que Hombre Es Este?

Miércoles, Diciembre 13 del 2017

 

Estoy segura que yo hubiese pensado y dicho y hecho exactamente lo mismo, si yo hubiese estado allí.

 

Una tormenta violenta en pleno Mar de Galileo – unos pescadores-discípulos muy experimentados sin poder salvarse a si mismos en medio de los vientos y las olas enfurecidos – su Maestro Jesús, en la popa, durmiendo tranquilamente en medio de todo…

 

“… y le dijeron: Maestro, ¿no tienes cuidado que perecemos? Y levantándose, reprendió al viento, y dijo al mar: Calla, enmudece. Y cesó el viento, y se hizo grande bonanza. Y les dijo: ¿Por qué estáis así amedrentados? ¿Cómo no tenéis fe? Entonces temieron con gran temor, y se decían el uno al otro: ¿[Qué hombre] es éste, que aun el viento y el mar le obedecen?” (Marcos 4:38-41)

 

¡Exactamente! ¿Qué hombre ES éste?

 

 

Ellos Lo conocían como Jesús, el primogénito de María – oriundo de Nazaret – un carpintero, como José Su padre terrenal.

 

A la fecha, ya los había llamado de sus redes de pesca para seguirlo como Sus discípulos. A la fecha, Lo habían visto sanar a muchos que estaban enfermos de diversas enfermedades, y Lo habían mirado mientras echaba fuera muchos demonios. A la fecha, había limpiado a un leproso, había sanado a un paralitico, había restaurado a un hombre con una mano seca. A la fecha, había predicado por toda Galilea – había contestado las preguntas del pueblo acerca del ayuno y las preguntas de los fariseos acerca del día de reposo – había hablado con los escribas de Jerusalén acerca de no blasfemar contra el Espíritu Santo – y había hablado muchas parábolas acerca de sembradores y semillas de mostaza y luces debajo de almudes.

 

Sabían que podía enseñar y predicar, contestar preguntas y refutar desafíos con sabiduría y con autoridad desde lo alto. Sabían que podía sanar a los enfermos y echar fuera demonios – y que aun los espíritus inmundos, en Su presencia y bajo Su reprensión, obedecían Su orden de callar y salir.

 

¿Pero el mundo natural? ¿Aun el viento y las olas? ¿Aun ELLOS obedecían Su reprensión y Su orden de enmudecer y aquietarse? ¿QUÉ HOMBRE ES ESTE? Yo también hubiese temido con gran temor y asombro Al que tenia delante de mi.

 

Éste, tan lleno de compasión por los perdidos, los enfermos, los oprimidos, los desamparados y los dispersos alrededor de El (Mateo 9:36).

 

Éste quien – aunque era Emanuel, es decir “Dios con nosotros” – no vino para ser servido sino para servir, y para dar Su vida en rescate por muchos (Mateo 20:28).

 

Éste “… siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.” (Filipenses 2:6-8)

 

Por un lado, tan humano y como-uno-de-nosotros. Mas sin embargo, por otro lado tan divino y no-como-uno-de-nosotros.

 

Entonces: ¿qué hombre es este?

 

Como dijo el apóstol Pedro un día cuando Jesús les preguntó a Sus discípulos acerca de quién ellos creían que El era (Mateo 16:16):

 

“Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.”

 

Como Jesús mismo declaró después de haber lavado los pies de Sus discípulos durante la Ultima Cena (Juan 13:13):

 

“Vosotros me llamáis Maestro, y Señor;

y decís bien, porque lo soy.”

 

Un día, Jesús se fue a la casa de Zaqueo, un rico jefe de los publicanos, y dijo (Lucas 19:9-10):

 

“Hoy ha venido la salvación a esta casa…

Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.”

 

El apóstol Pablo dijo de El (1 Timoteo 1:15):

 

“Palabra fiel y digna de ser recibida por todos:

que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores…”

 

El apóstol Juan dijo de El (Juan 3:16-17):

 

“Porque de tal manera amó Dios al mundo,

que ha dado a su Hijo unigénito,

para que todo aquel que en él cree, no se pierda,

mas tenga vida eterna.

Porque no envió Dios a su Hijo al mundo

para condenar al mundo,

sino para que el mundo sea salvo por él.”

 

Y otra vez (1 Juan 4:14):

 

“Y nosotros hemos visto y testificamos

que el Padre ha enviado al Hijo,

el Salvador del mundo.”

 

¿Qué hombre es éste?

 

“Éste, éste es Cristo el Rey…

el Rey de reyes trae salvación,

que corazones llenos de amor lo entronen.”

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