Sabado de Resurreccion - VIDA DE CRISTO, por Fulton Sheen

Sabado de Resurreccion - VIDA DE CRISTO, por Fulton Sheen

SABADO DE RESURRECCION – Sabado, Abril 22 2017

 

“DespueÌs de haber demostrado a sus disciÌpulos que habiÌa resucitado mostraÌndoles las manos, los pies y el costado y comiendo ante ellos, les dio la segunda salutacioÌn de paz, diciendo: “La paz sea con vosotros. AsiÌ como el Padre me envioÌ a miÌ, yo tambieÌn os enviÌo a vosotros. Y habiendo dicho esto, soploÌ sobre ellos, y les dijo: Recibid el EspiÌritu Santo.” (Juan 20:21)

 

La primera salutacioÌn tuvo efecto cuando ellos estaban sentados; ahora que estaban llenos de gozo porque creiÌan, la segunda salutacioÌn de paz haciÌa referencia al mundo. El intereÌs de JesuÌs no se dirigiÌa al mundo de su vida puÌblica, sino al mundo entero que habiÌa redimido. Unas horas antes de ir a la muerte habiÌa rogado asiÌ al Padre: “De la manera que tuÌ me enviaste a miÌ al mundo, asiÌ tambieÌn yo los he enviado a ellos al mundo.” (Juan 17:18) Prosiguiendo su idea, dijo que estaba orando no solamente por aquellos que seriÌan sus representantes sobre la tierra, sino por todos aquellos que a traveÌs de todas las eÌpocas de la historia creeriÌan en EÌl. “No ruego solamente por eÌstos; sino por aquellos tambieÌn que han de creer en miÌ por medio de la palabra de ellos.” (Juan 17:20)

 

AsiÌ, la noche de la uÌltima cena, antes de ir hacia la muerte, se interesaba por su misioÌn en el mundo despueÌs de que fuera crucificado... una misioÌn en el mundo que le habiÌa rechazado. Ahora, despueÌs de la resurreccioÌn, reiteroÌ la misma idea a sus apoÌstoles, las doce piedras de los cimientos de la ciudad de Dios. En el Antiguo Testamento el sumo sacerdote poniÌa piedras sobre la ropa que vestiÌa sobre el pecho; ahora el verdadero sumo sacerdote poniÌa piedras vivas sobre su propio corazoÌn. Su misioÌn y la de ellos era la misma. De la misma manera que Cristo fue enviado y mediante su padecimiento entroÌ en la gloria, asiÌ ahora les ofreciÌa en testamento el que ellos participaran de la cruz, y, despueÌs de esto, la gloria.

 

Nuestro Señor no dijo: “Como mi Padre me envioÌ a miÌ, asiÌ tambieÌn yo os enviÌo a vosotros”, porque las dos palabras que se usan en el original para indicar “enviar” son dos voces griegas completamente distintas. La primera fue empleada para indicar a la vez el enviÌo de nuestro Señor desde el Padre y el enviÌo del EspiÌritu santo; la segunda daba a entender maÌs bien un encargo y haciÌa referencia a la autoridad de Cristo como embajador. Cristo procediÌa del eterno seno del Padre en su encarnacioÌn; asiÌ ahora los apoÌstoles procederiÌan de EÌl. De la misma manera que nuestro Señor habiÌa insistido en la diferencia existente entre “mi Padre” y “vuestro Padre”, ahora tambieÌn haciÌa resaltar la diferencia entre las dos misiones respectivas. Cristo habiÌa sido enviado para manifestar al Padre, porque EÌl era una sola cosa en naturaleza con el Padre; los apoÌstoles, que eran las piedras fundamentales del reino, habiÌan de manifestar al Hijo. Mientras deciÌa tales palabras, ellos podiÌan contemplar las gloriosas llagas de su cuerpo resucitado. Al imprimiÌrselas en su mente, ellos comprendiÌan que, asiÌ como el Padre habiÌa enviado a JesuÌs para que padeciera y salvara por ello a la humanidad, tambieÌn el Hijo les estaba enviando a ellos a que sufrieran persecucioÌn. Del mismo modo que el amor del Padre estaba en EÌl, asiÌ el amor del Padre y de EÌl estariÌa tambieÌn en ellos. Era abrumadora la autoridad que respaldaba la misioÌn apostoÌlica, ya que sus raiÌces se hallaban en la analogiÌa entre la misioÌn que el Hijo habiÌa recibido del Padre y la que ellos recibiÌan del Hijo.

 

Entonces el Señor soploÌ sobre ellos y les confirioÌ cierto poder del EspiÌritu santo… Ahora que los apoÌstoles habiÌan aprendido a deletrear el alfabeto de la redencioÌn, soploÌ sobre ellos como una señal del grave acontecimiento que iba a tener lugar… Era… una prediccioÌn del impetuoso viento de pentecosteÌs. De la misma manera que habiÌa soplado en AdaÌn el aliento de la vida natural, ahora soplaba en los apoÌstoles, fundamento de la Iglesia, el aliento de la vida espiritual. AsiÌ como el hombre llegoÌ a ser la imagen de Dios en virtud del alma que le fue infundida, ahora ellos se convertiÌan en la imagen de Cristo cuando el poder del EspiÌritu santo les era infundido. La palabra griega usada para expresar este soplo sobre los apoÌstoles no se encuentra en ninguÌn otro pasaje del Nuevo Testamento, pero es la misma que los traductores griegos de las Escrituras hebreas usaron para describir el soplo de Dios sobre AdaÌn para infundirle un alma viviente. AsiÌ se produciÌa una nueva creacioÌn como primicias de la redencioÌn.

 

Al soplar sobre ellos les dio el EspiÌritu Santo… Tres veces se menciona al EspiÌritu santo con cierta señal externa: como una paloma que en el bautismo de Cristo dio testimonio de su inocencia y de que era el Hijo de Dios; como lenguas de fuego el diÌa de PentecosteÌs, como señal del poder del EspiÌritu para convertir al mundo, y como aliento del Cristo resucitado con todo su poder regenerador… Ahora al soplar el EspiÌritu sobre los apoÌstoles mostraba que EÌl era el regenerador de la vida.”

 

(Capitulo 55, pgs. 502 – 506)

 

¡GRACIAS SEAN DADAS A DIOS

por el ARZOBISPO FULTON SHEEN

quien, mientras vivio,

vivio para Cristo

y escribio acerca de Cristo -

cuyas palabras en su libro VIDA DE CRISTO

nos han hablado y nos han bendecido tan tremendamente

durante la epoca de la Cuaresma y de la Resurreccion en este año!

+ REFLEXIONES PARA LEER