LA CUARESMA: Dia 39 - El Escogio Los Clavos: Que Dejaras Tu En La Cruz?

LA CUARESMA: Dia 39 - El Escogio Los Clavos: Que Dejaras Tu En La Cruz?

Viernes, Abril 14 2017

¿Qué piensas tú de la historia de la redención del mundo? ¿Tú la hubieras escrito igual?

“Pregúntanos como debió Dios haber redimido el mundo y te lo diremos: caballos blancos, espadas desenvainadas. El maligno aplastado. Dios sobre su trono.
 
¿Pero Dios sobre una cruz? ¿Un Dios sobre una cruz con la boca abierta, los ojos inflamados y sangrando? … ¿Una espada clavada en su costado? ¿Dados lanzados a sus pies?

No. No hubiéramos escrito el drama de la redención de esta manera. Pero, bueno, nadie nos pidió hacerlo. Estos actores, principales y secundarios, fueron reclutados en el cielo y ordenados por Dios. No se nos pidió a nosotros fijar la hora.

Pero sí se nos ha pedido que reaccionemos a ella. Para que la cruz de Cristo sea la cruz de tu vida, tú y yo necesitamos llevar algo al cerro.” (ML)
 
Hemos visto lo que trajo Jesús. Nos dejó tantos regalos que jamás habíamos soñado ni mucho menos abierto:
 
1.    Nos dejó el regalo de la corona de espinas: su disposición de llevar el fruto de nuestra inmundicia sobre El.

2.    Nos dejó el regalo de los clavos: el perdón de nuestros pecados.

3.    Nos dejó el regalo del letrero: una señal que nos muestra que Dios puede usar cualquier persona que Él quiera para cumplir con Sus propósitos eternos, y que puede hablar en cualquier idioma que sea necesaria para ser escuchado y entendido.
 
4.    Nos dejó el regalo de la túnica: su disposición de quitar la túnica de perfección que tenia puesta desde la eternidad para cubrirse con la túnica de la indignidad del pecado; en cambio, nos ofrece a nosotros una vestidura blanca y sin mancha, la vestidura de salvación, la vestidura de Cristo mismo.

5.    Nos dejó el regalo de la esponja empapada de vinagre: a través de la sed que El sufrió en la cruz, nos muestra que El nos entiende completamente y así nosotros podemos confiar en El plenamente.

6.    Nos dejó el regalo del velo rasgado: simbolizado por su carne lacerada, y con ellos abriéndonos la puerta para poder acercarnos confiadamente ante el trono de la gracia.

7.    Nos dio el regalo de la cruz misma: el símbolo universal del amor que Dios tiene para el mundo.

8.    Nos dejó el regalo de los lienzos del sepulcro: para mostrarnos que nuestras tragedias también se pueden transformar en victorias.
 
Con todo lo que Jesús trajo a la cruz, cabe preguntarnos ahora: ¿qué llevaremos nosotros? No se nos pidió que nos pusiéramos la corona de espinas, o que lleváramos los clavos. No se nos pidió que pintáramos el letrero, o que echáramos suerte sobre Su túnica. Pero se nos ha pedido que lo sigamos en el camino hasta Gólgota, y que allí dejemos algo en la cruz. (ML)

¿Quieres que te sugiera algo que podrías dejar en la cruz? ¿Por qué no comienzas con tus malos momentos: tus malas actitudes, tus malos hábitos, tus malas palabras, tus malas conductas, tus caídas y fracasos? (ML)
 
Dios quiere que llevemos nuestros pecados a la cruz para poder perdonarnos. Romanos 11:27 dice: “Y éste será mi pacto con ellos, cuando yo quite sus pecados.” En realidad, Dios hace más que perdonar nuestras faltas: Él las quita. Lo que nosotros sencillamente tenemos que hacer es llevárselas a Él. Y Él no solo quiere las faltas que hemos cometido en el pasado. También quiere las que estamos cometiendo en este momento de la vida.

¿Podrías dejar tus momentos de dolor, de ira, de ansiedad, de resentimiento y de temor en la cruz? La próxima vez que sientes uno de estos, emprende un viaje mental al cerro. Pasa allí unos momentos mirando de nuevo las cosas relacionadas con la Pasión. Balancea un clavo en la palma de tu mano. Lee el letrero escrito en tu propio idioma. Y mientras haces esto, toca el suelo sucio, manchado con la sangre de Dios. Sangre que derramó por ti. El letrero que dejó allí por ti. Los clavos cuyo dolor sintió por ti. Todo esto lo hizo por ti. Sabiendo esto, sabiendo todo lo que hizo por ti allí, ¿todavía piensas que no tendrá cuidado de ti aquí y ahora? (ML)

Como escribió Pablo a los romanos: “(Dios) que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con El todas las cosas?” (Romanos 8:32)

¿Y podría sugerirte una cosa más para dejar en la cruz? Deje allí también tu momento final. “Salvo que Cristo regrese antes, tú y yo tendremos un momento final. Un último suspiro. Un momento en que nuestros ojos se cerrarán y nuestro corazón dejará de latir. En una fracción de segundos dejarás lo que conoces y entrarás en lo que no conoces.” (ML) Y como no lo conoces, no estás seguro de querer irte. Pero deje que Jesús te tranquilice con estas palabras: “No se turbe vuestro corazón: creéis en Dios, creed también en mi. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomare a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis.” (Juan 14:2,3)

¿Qué tal entonces si dejamos todos nuestros malos momentos en la cruz? Nos quedaremos solo con los momentos buenos, ¿no es así? ¿Qué te parece? Buen negocio, ¿no?

¿Puedes imaginar tu mensaje final a tus seres amados, postrado en tu lecho? ¿Tus últimas palabras a tu esposo o a tus hijos? ¿Qué les dirías? ¿Cómo lo dirías? Aun si no pudieras contestar la primera pregunta, quizás puedas contestar la segunda. ¿Cómo dirías tus últimas palabras? ¿Con calma? ¿Cuidadosamente? ¿Con seriedad y sinceridad? Seguramente que sí. Porque es que la mayoría de nosotros solo tenemos una oportunidad para decir nuestras palabras finales.
 
Fue todo lo que tuvo Jesús. Sabiendo que sus obras finales serian ponderadas para siempre, ¿no crees que El las enfrento con toda calma y cuidado, con seriedad y sinceridad? Sin duda que sí.
 
Aquel día no hubo accidentes. Los momentos finales de Jesús no fueron dejados al azar. Dios escogió la ruta. El seleccionó los clavos. Nuestro Señor pintó el letrero. El mismo se quitó la túnica sin costura. Nunca Dios fue más soberano que en los detalles de la muerte de su Hijo.
 
Y el mensaje que El te quería dejar, sus últimas palabras para ti son:

“LO HICE POR TI. TODO LO HICE POR TI. YO QUERIA GANARME TU CORAZON. POR ESO, ESCOGI LOS CLAVOS.” (ML)
 
(Libro por Max Lucado, Reflexión por Beverly Ramirez)
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